Existe la creencia de que los niños con autismo no aprenden o no quieren aprender lo que les estamos enseñando. Esto no puede estar más equivocado, la verdad es que ellos tienen su propia forma de atención: dentro de sus cabezas las cosas no funcionan de la misma forma a las que estamos habituados, por lo que hoy queremos darte una pequeña introducción a su proceso de aprendizaje.
Una forma distinta de ver el mundo
El trastorno del espectro autista -o TES como también se le es conocido- es un síndrome que se origina en la malformación de las neuronas durante el desarrollo del bebé en el vientre. Esta condición afecta durante toda su vida al paciente impidiendo que desarrolle ciertas habilidades de forma tradicional. Esto no quiere decir que sean discapacitados o algo por el estilo; en muchos casos, los niños con autismo suelen ser personas brillantes y amigables.
El reto consiste en enseñar correctamente las normas, habilidades y buenas conductas de la sociedad debido al funcionamiento particular de su cerebro. Es decir, su proceso de aprendizaje es muy distinto, por lo que muchos profesores y padres podrían sentirse muy frustrados al respecto. Por fortuna, existen diversas formas de enseñanza para la buena educación de estos chicos; a continuación, vamos a explicarte un poco sobre esto.
Un proceso distinto
El desarrollo de nuevas habilidades y conocimientos no puede consistir en la simple repetición de ideas y procesos de forma constante. Ellos sencillamente no están programados para aprender de esa forma. De igual manera, necesitan saber por adelantado lo que harán para que no se sientan frustrados o estresados al respecto. Esto les permite, además, enfrentarse a los retos que se les presenten con un mejor semblante y una actitud más calmada.
Un detalle particular del autismo es que los pequeños pueden presentar ciertas hipersensibilidades a ciertos estímulos, como sonidos, colores y sensaciones corporales. Cada niño debería tener su propio modelo de enseñanza y lo que se le esté impartiendo debe ser reforzado tanto en el hogar como en su colegio.
Una vez que hayamos encontrado cuáles son las dificultades que puede presentar, se deben plantear actividades diversas que ayuden a su inclusión: terapias de habla y ocupacional, enseñanza de valores y habilidades del día al día son algunas de las más recurrentes hasta los diez años. Cada una de ellas no debe ser muy difícil para que no pierdan el interés tras sentirse frustrados, pero tampoco deben ser muy simples, de modo que siempre tengan algo con qué entretenerse.
Una forma ideal de enseñar es asociar cada tema con sus gustos: en muchos casos, la lectura o los dibujos son los más recurrentes en niños con TES, por lo que el proceso de aprendizaje de estos chicos debe estar orientado a estas prácticas. Así, aseguramos que disfrute lo que esté haciendo y que siempre esté aprendiendo cosas nuevas.
Un punto clave para los que ya son un poco más grandes está representado por las actividades grupales: debemos inculcarles el valor de la interacción social para el buen logro de ciertas tareas. Además, le guiaremos a comunicarse de forma correcta con los demás y así poco a poco ir integrándolo a nuestro entorno. Hay que tener paciencia, por supuesto; en muchas ocasiones no comprenderán del todo las razones de algunas acciones, por lo que algunos berrinches podrán ser esperados.
El proceso de aprendizaje de los niños con autismo es sin duda un poco más lento que el de los niños neurotípicos, pero con el tiempo verán las recompensas de haber tenido tanta paciencia y haber insistido con todo durante los años. El amor y el compañerismo que ellos dan es inmenso, y si les enseñamos muy bien, incluso podremos aprender de ellos.

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