Leo Kanner fue un psiquiatra infantil que nació en Austria en 1894 y se trasladó a Estados Unidos en 1924. Es considerado el padre de la psiquiatría infantil y el primero en describir el autismo como un trastorno del desarrollo.

El autismo es una condición que afecta la comunicación, el comportamiento y la interacción social de las personas que lo padecen. Se manifiesta de forma diferente en cada individuo, pero algunos síntomas comunes son la dificultad para establecer contacto visual, la falta de empatía, la repetición de palabras o acciones, y el interés obsesivo por ciertos temas o actividades.

Leo Kanner
Leo Kanner, circa 1955.

El primer caso de autismo: el estudio de Donald T.

Kanner observó por primera vez el autismo en 1938, cuando atendió a un niño llamado Donald T., que tenía tres años y medio, y mostraba un comportamiento muy peculiar. Donald no hablaba con nadie, se aislaba del mundo exterior, se enfadaba si se alteraba su rutina, y se fascinaba por los objetos giratorios. Kanner siguió estudiando a Donald y a otros diez niños con características similares, y en 1943 publicó un artículo titulado “Trastornos autísticos del contacto afectivo”, donde acuñó el término “autismo infantil temprano”.

En su artículo, Kanner describió el autismo como una alteración innata de la capacidad de relacionarse con las personas y el entorno, que se presentaba desde el nacimiento o los primeros meses de vida. También sugirió que el autismo podría estar relacionado con una inteligencia superior y una genética anormal. Además, criticó la actitud fría y distante de los padres de los niños autistas, a los que llamó “refrigeradores”, y los culpó de provocar el trastorno en sus hijos.

El legado de Leo Kanner y su influencia en la investigación actual

Las ideas de Kanner tuvieron una gran influencia en el campo de la psiquiatría infantil, pero también generaron controversia y debate. Por un lado, su trabajo permitió identificar y diagnosticar el autismo como una entidad clínica distinta de otras condiciones como la esquizofrenia o el retraso mental. Por otro lado, su teoría sobre el papel de los padres en el origen del autismo fue muy dañina para las familias afectadas, que se sintieron estigmatizadas y culpables. Además, su definición del autismo era muy restrictiva y excluía a muchos casos que no cumplían con sus criterios.

Con el paso del tiempo, las investigaciones posteriores demostraron que el autismo no era causado por factores ambientales o emocionales, sino por una compleja interacción de factores genéticos y biológicos. También se descubrió que el autismo no era una condición homogénea, sino un espectro que abarcaba diferentes grados de severidad y manifestación. Así, se amplió el concepto de autismo y se reconoció la diversidad y la riqueza de las personas que lo viven.

Leo Kanner murió en 1981, a los 87 años, dejando un legado importante para la comprensión del autismo y el desarrollo infantil. A pesar de sus errores y limitaciones, su trabajo fue pionero y abrió el camino para futuros avances científicos y sociales. Hoy en día, se reconoce su contribución y se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo cada 2 de abril, fecha en que nació Kanner.