Los deportes y las actividades físicas resultan favorables para las personas con autismo. Practicar deportes y hacer ejercicio contribuye a mejorar la comunicación, la interacción social, reducir el estrés o la ansiedad, y a desarrollar las habilidades motoras.

La participación en equipos deportivos hará que los niños con autismo aprendan a trabajar con los demás de forma colectiva, seguir las normas y a comunicarse con sus compañeros de forma constante. 

Los deportes no competitivos, como la natación o el footing, proporcionan una sensación de rutina y estructura.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que algunas personas con autismo pueden tener problemas sensoriales o dificultades de coordinación, lo que puede dificultar la práctica de determinados deportes. 

Es necesario encontrar deportes o actividades que sean apropiados y agradables para las personas con una condición especial o discapacidad.

Seamos conscientes de las necesidades de las personas con autismo

Los entrenadores e instructores deportivos también deben ser conscientes de las necesidades de la persona con autismo y proporcionarle el apoyo y las adaptaciones adecuadas. 

Por ejemplo: dar instrucciones claras, dividir las tareas en pasos más pequeños y permitir descansos puede ayudar a las personas con autismo a sentirse más cómodas y a tener más éxito en los deportes y las actividades físicas.

En resumen, los deportes y las actividades físicas pueden ser una salida positiva para las personas con autismo. Si se encuentran actividades adecuadas y se les proporciona el apoyo apropiado, las personas con autismo pueden cosechar los beneficios de una mejor forma física, habilidades sociales y bienestar general.

Puede que la próxima medalla paraolímpica la gane tu hijo, o algún otro familiar con autismo; así que ¡nunca dudes en sus capacidades deportivas o atléticas!

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