Las relaciones humanas son, sin duda, parte fundamental para nuestro desenvolvimiento social, pues nos permiten intercambiar experiencias y, a su vez, crecer como personas.

Sin embargo, para quienes se encuentran dentro del Trastorno del Espectro Autista (TEA), se les dificulta todo lo que tiene que ver con establecer amistades y relacionarse con quienes lo rodean, motivado a las condiciones que, en mayor o menor grado, presentan, entre las que podemos destacar: retrasos en el desarrollo del habla, dificultad para leer señales no verbales; así como comprender los sentimientos de los demás, al igual que los chistes, sarcasmos o burlas; complicaciones al momento de mantener una conversación, repetición de palabras y frases sin sentido, responder de manera errónea a las preguntas que se le realizan o estar fuera de contexto en una conversación, por nombrar algunos.

Pero, a pesar de las limitaciones de las personas con condición de autismo para relacionarse, existen mecanismos y estrategias que se pueden implementar para ayudarlos a mejorar su relación con el entorno.

¿Qué se puede hacer para ayudar a los niños con autismo a relacionarse con quienes los rodean?

Actualmente, y gracias a las investigaciones que se han realizado sobre este tema, han surgido estrategias y mecanismos que pueden servir de mucho para lograr optimizar las relaciones sociales de estos pequeños. A continuación, les mencionamos algunas de estas alternativas:

Grupos de habilidades sociales que permiten que los niños con autismo practiquen sus habilidades sociales entre sí; proporcionándoles estructura y previsibilidad, actividades que promueven los trabajos de cooperación, diversas oportunidades de aprendizaje, fomentar la autoconciencia y autoestima. Además, en estos grupos se llevan a cabo prácticas que pueden aplicar en su entorno real.

Otras técnicas que le permiten al niño autista integrarse a la sociedad es aprender a través de juegos a respetar turnos, lidiar con ganar o perder, seguir reglas, aceptar felicitaciones, potenciar su imaginación; así como el disfrutar de videos estructurados que faciliten descifrar lo que va a ocurrir para bajar los niveles de ansiedad.

Entre estas alternativas, también se encuentra la terapia de pensamiento social, permitiéndole al niño bajar los niveles de aislamiento. El profesional trabajará con el paciente de acuerdo a las condiciones que presente.

Adicional a estos mecanismos, se incluyen potenciar en el niño con autismo el saludo y la despedida, que practiquen un deporte, la musicoterapia, provocar la petición de ayuda y juguetes que promuevan la interacción social.

Por otra parte, es oportuno destacar la importancia de impulsar la inclusión de los niños con autismo en las diferentes actividades que se realicen en las comunidades, siendo a su vez un momento propicio para evaluar su desenvolvimiento en ellas.

Asimismo, y de acuerdo las recomendaciones finales de los especialistas en la materia, hay que enseñarles y entrenarlos diariamente en ambientes naturales en el que existen oportunidades de socializar e interactuar con otros niños, pero respetando su propio ritmo evolutivo.