El Halloween es una festividad celebrada cada 31 de octubre en muchos países del mundo, en el que los niños de todas las edades se disfrazan, pasean por el vecindario y piden golosinas.
Esta actividad se ha convertido en tradición y tiene su origen en Irlanda, cuando la temporada de cosechas llegaba a su fin y daba comienzo al “año nuevo celta” coincidiendo con el solsticio de otoño.
Asimismo, se creía que durante esa noche los espíritus de los muertos podían caminar entre los vivos. He ahí el porqué de los atuendos alusivos a fantasmas, personajes de películas de terror, entre otros que son usados en esa fecha.
El Halloween en la actualidad
Con el transcurrir de los años, esta fiesta se ha convertido más en una diversión para los pequeños de la casa que en otra cosa, por el tema de los disfraces y el consumo de dulces, a la vez que comparten con sus vecinitos.
Además, es una actividad social que también ha permitido la inclusión de los niños que tienen el Trastorno del Espectro Autista (TEA), promoviendo así el proceso de interacción de estos pequeños con su entorno, aunque suele ser un poco complicado.
Existen estrategias para ayudar a los infantes con TEA a que esta jornada pueda ser divertida y cómoda, a pesar que el disfraz pueda molestarlos, así como las luces, la música con alto volumen, entre otros.
¿Cómo hacer ameno el Halloween para los niños con autismo?
Como mencionamos anteriormente, el Halloween para los niños con autismo puede convertirse en una actividad social muy divertida, si se toman en cuenta ciertos aspectos como, por ejemplo, basando su disfraz en motivos que le gusten al pequeño, así como prepararlo con anticipación.
Esta preparación debe ser lo más explicativa y estructurada posible, por lo que ensayar la dinámica en casa puede resultar una buena idea, al igual que hacerlo en algún momento de descanso durante la jornada escolar.
Aunado a ello, expertos recomiendan el uso de fotos, pictogramas o dibujos para explicar o anticipar. Una buena alternativa podría ser mostrarles a los niños con TEA películas y series animadas que describan un poco la dinámica del Halloween.
Por supuesto, enfocando siempre esta actividad hacia la diversión, que se trata de un juego, que no es nada real, evitando de esta manera que surja el miedo en ellos.
Por este motivo, es importante que se trabaje junto a ellos y anticipadamente en el disfraz, el cual debe ser lo más sencillo posible. Se recomienda evitar el uso de máscaras, espadas, escudos, escobas, entre otros elementos que puedan alterarlo.
Asimismo, se pueden realizar “ensayos” con sus compañeros más cercanos, con actividades divertidas dentro de la casa, por si al pequeño definitivamente no le gusta salir de noche, es sensible a ruidos fuertes, entre otros.
Lo importante es no aislar al pequeño de esta festividad, fomentar en él la interacción con su entorno, pero respetando en todo momento sus gustos, su tranquilidad y bienestar. Con ello, lo que queremos decir es que el niño con TEA no se sienta obligado en ningún momento a participar en la celebración del Halloween.
Las calabazas azules
No podemos dejar de lado que a la sociedad también se le debe educar con respecto al trato y a la atención que deben otorgarle a los niños con autismo en cualquier momento, pero en especial en Halloween.
Por tal razón, en este artículo quisimos hacer alusión a la campaña de las “Calabazas azules”, iniciativa que surgió en el 2019 gracias a una mamá que propuso el uso de calabazas de este color para identificar a los pequeños con TEA durante esta festividad.
Además, esta campaña de “Calabazas azules”, pretende ayudar a los niños que son alérgicos a determinados alimentos, a que les puedan proporcionar golosinas “sanas” en esta festividad, evitando así que les produzcan algún daño.
Es importante destacar que esta iniciativa sólo se lleva a cabo en Estados Unidos, pero que pretende expandirse en el resto del mundo. Ha demostrado ser exitosa, pues ya se han inscrito más de 33.000 hogares en el listado de casas “seguras”, no sólo para cuidar a los pequeños con autismo, sino a los niños que son alérgicos en general.
Halloween no tiene por qué ser una actividad frustrante para los niños con autismo; al contrario, puede ser de gran ayuda para ellos, pues este tipo de dinámicas ayudan a su integración paulatina a la sociedad, promoviendo, además, su desarrollo e interacción con su entorno; siempre y cuando se haga respetando el tipo y grado de su condición, al igual que sus gustos.