El apoyo de la familia a los adultos con autismo es de suma importancia, pues al igual que el resto de nuestros afectos, en especial si se trata de los padres, son parte fundamental en nuestras vidas sin importar la edad.
En el caso específico de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), el apoyo de quienes les dieron la vida y su acompañamiento en cada etapa, momento o circunstancia, incluyendo su diagnóstico como persona con autismo, es vital para un desarrollo sano y beneficioso para ellos.
El papel de los padres cuando tienen hijos adultos con autismo
Muchas personas creen o tienen el mal concepto de que el autismo se vive en la niñez y en la adolescencia, olvidándose que las personas con TEA también llegan a la edad adulta ya la vejez, al igual que sus padres y cuidadores.
Por este motivo, aunque la mayoría de ellos llevan una vida independiente, siempre necesitarán del apoyo de quienes los trajeron al mundo y de su familia en general.
De acuerdo a lo que nos revela la activista en salud mental Raquel Montllor Linares, algunas formas en que los padres pueden apoyar a los hijos es ampliando las redes de apoyo con amigos, familiares, otros grupos y demás.
“También es importante que los padres planifiquen el futuro de su hijo adulto con autismo, en caso de que no puedan cuidar de él en el futuro. Esto puede llevar a buscar un tutor legal para su hijo”, añadió el activista.
Asimismo, el contribuir con ellos con el establecimiento de rutinas y límites claros puede ser algo que no sólo ocurre en la niñez, sino también en la edad adulta. Sin olvidar, por supuesto, que es primordial enseñarles a valerse por sí mismos.
Esto se traduce en que su formación no tiene que limitarse al desarrollo cognitivo y social, sino que es importante que sepan hacer los quehaceres del hogar como cocinar, limpiar, sacar la basura, gestionar dinero, etc.
También es imprescindible que las familias promuevan y formen lazos aún más fuertes con esas asociaciones y grupos de apoyo para adultos con TEA, para que sientan el respaldo de personas ajenas a su núcleo familiar y, de esta manera, sepan a quienes acudirán cuando sus padres. . . ya no estén.
Sin duda, esto representaría una interacción importante más allá de su círculo cercano. Con esto no queremos decir que estos grupos van a desplazar a sus padres, pues la familia es y será siempre un bastión fundamental en el crecimiento personal y social de esta persona.
Importancia de la incorporación temprana de la familia
Asimismo, es oportuno destacar que para que ese avance y desarrollo de la persona con TEA se evidencie en la edad adulta, es necesario fomentar la integración de toda la familia desde el diagnóstico.
La razón principal es que el hecho de que la familia se integra en su totalidad, aporte y sea consecuente con todos y cada uno de los procesos, enseñanzas, estrategias de aprendizaje de la persona con autismo, le permitirá indirectamente a incluirse en la sociedad.
Como sabemos, una de las principales características que presentan las personas con esta condición es su dificultad para relacionarse, comunicarse y sus conductas repetitivas y estructuradas.
De igual manera, no podemos dejar de lado que en el seno familiar es donde tienen lugar las primeras interacciones, lo que lo convierte en la influencia clave para los pequeños, adolescentes y adultos con autismo en temas relacionados con la interrelación con el entorno.
Trabajo en equipo
Por esta razón, es fundamental disponer de profesionales calificados para el trabajo con las personas con TEA y que se involucren todos de manera activa con su familia y allegados, para que tanto su inclusión en la sociedad como la transición a la edad adulta sea lo menos. . . complicado posible.
Allí la relevancia de considerar a la familia como el eje central, no sólo de apoyo, sino de educación y contención para que se pueda generar un clima que favorezca el desarrollo de sus hijos con autismo.
De esta manera, podrán avanzar hacia una inclusión plena y sin estereotipos, quitando las barreras que impiden o dificultan su desarrollo.
Indiscutiblemente, este es un gran desafío que estas familias deben enfrentar, pero que es necesario, pues este es el punto de partida donde se crean las primeras experiencias que luego llevarán a cabo estos individuos en los distintos ámbitos de la sociedad.
Con ello, no queda la menor duda de que la familia como aliada activa, comprometida y con ganas de avanzar hacia una sociedad que promueva la inclusión, el reconocimiento y la valoración de la neurodiversidad es el camino que se debe transitar.